Durante sus primeros meses de vida, los bebés experimentan el entorno de manera limitada, pues pasan la mayor parte del tiempo recostados sobre su espalda y sólo cambian de perspectiva cuando un adulto los lleva en brazos. Poco a poco, sus músculos se van fortaleciendo y, entre los cuatro y los siete meses de edad, logran sentarse por sí mismos. Esto no es un logro menor; ser capaces de mantenerse en esa posición por un periodo prolongado les permite utilizar sus manos para examinar los objetos que tienen a su alcance y, al mismo tiempo, estimula su curiosidad por explorar y descubrir el mundo. La mayoría de los pequeños comienza a gatear a una edad que oscila entre los seis y ocho meses –algunos tardan un poco más en conseguirlo–, lo cual representa uno de los hitos fundamentales para su desarrollo físico y cognitivo. A continuación, explicamos los beneficios del gateo, así como la importancia de permitir y estimular esta conducta en los bebés.

 

¿Por qué es importante el gateo para el desarrollo del bebé?

Aunque podría pensarse que el gateo es una actividad muy básica, lo cierto es que para lograrlo el bebé tiene que desarrollar habilidades de distinta naturaleza. Por un lado, necesita adquirir la fuerza muscular suficiente para levantar la cabeza, así como para sostenerse sobre sus manos y rodillas; y por el otro, debe ser capaz de coordinar sus movimientos para poder desplazarse. Con mucha frecuencia, los bebés comienzan a gatear arrastrándose sobre su vientre; pero en poco tiempo son capaces de alternar el movimiento de sus extremidades, de manera que una mano hace contacto con el suelo al mismo tiempo que la pierna opuesta. Este estilo de gateo “diagonal” tiene un gran impacto en su desarrollo, pues no sólo permite que los músculos de la espalda se tonifiquen sin alterar la posición natural de la columna vertebral –lo cual es necesario para que pueda ponerse en pie cuando sea un poco mayor–; también es fundamental para el establecimiento de una importante función neurológica denominada “patrón cruzado”, la cual promueve la comunicación entre los dos hemisferios cerebrales y es crucial para el desarrollo de la visión, la audición, el aprendizaje y la integración de los reflejos.

 

¿Cuáles son otros beneficios del gateo?

 

  • Contribuye al desarrollo de la motricidad fina. Cuando el bebé gatea, el contacto con distintas superficies estimula la tactilidad de la mano, lo cual le permite reconocer las sensaciones que le producen las diferentes texturas. Asimismo, interactuar con los juguetes y objetos que encuentra a su paso le ayuda a controlar el movimiento de sus manos y dedos; esto es muy importante para el futuro desarrollo de otras habilidades, como escribir o atarse los cordones de los zapatos.
  • Favorece la lateralización. Puesto que el gateo contribuye a la conexión entre los dos hemisferios cerebrales, ayuda también a establecer la lateralidad de los sentidos; esto significa que uno de los hemisferios se revela como dominante, y el bebé comienza a manifestar preferencia por utilizar uno de los lados de su cuerpo. Este proceso se consolida aproximadamente a los cinco años de edad; hasta entonces es posible determinar si el niño es diestro o zurdo.
  • Desarrolla el equilibrio y la propiocepción. El gateo estimula el desarrollo del sistema vestibular del bebé, el cual se ubica en el oído interno y es responsable del equilibrio y la orientación espacial. Este sistema está estrechamente relacionado con la propiocepción, es decir, la capacidad del bebé para conocer la posición exacta de las diferentes partes de su cuerpo sin necesidad de mirarlas, lo cual hace posible el movimiento coordinado.

 

niño gateando

                          

  • Mejora la convergencia visual y la coordinación mano-ojo. Cuando gatean, los bebés enfocan su mirada en un punto específico, lo cual constituye un excelente ejercicio muscular que favorece la visión binocular –la cual ocurre cuando se conforma una sola imagen con la información que se percibe con ambos ojos– y reduce la probabilidad de desarrollar estrabismo. Asimismo, al desplazarse para tomar un objeto que ha llamado su atención, los bebés logran determinar la distancia que hay entre sus manos y las cosas, además de que ejercitan la coordinación mano-ojo, fundamental para el posterior aprendizaje de la escritura.
  • Fortalece el sistema inmunológico. Si bien es importante mantener el hogar tan limpio como sea posible, cuando los bebés gatean se desplazan sobre una superficie que no es estéril, de manera que están expuestos a una gran cantidad de bacterias y microorganismos. Paradójicamente, el contacto con estos elementos patógenos estimula su sistema inmunológico y lo entrena para reconocer y combatir agentes infecciosos. De igual manera, está demostrado que los bebés que crecen en un ambiente excesivamente aséptico son más propensos a desarrollar alergias y asma.

 

¿Cómo se puede ayudar a los bebés a aprender a gatear?

Todos los bebés aprenden a gatear por sí mismos cuando están listos para ello. En realidad, sus padres no necesitan enseñarlos a desplazarse; es suficiente con que procuren brindarles suficientes oportunidades para practicar y desarrollar sus habilidades. Por esta razón, lo mejor es evitar el uso de andadores, así como permitirles jugar en el suelo y explorar su entorno con total libertad; sin embargo, es muy importante asegurarse de que el espacio sea seguro y poner fuera de su alcance cualquier objeto o producto que represente una amenaza para su salud o su seguridad.

Si el bebé tiene dificultades para sostenerse sobre sus manos y rodillas, es buena idea colocar una toalla debajo de sus brazos para que le sirva de apoyo; esto es muy útil para ayudarlo a adquirir la fuerza muscular necesaria para moverse sin ayuda. También es importante interactuar con él para motivarlo a desplazarse; por ejemplo, se puede colocar alguno de sus juguetes predilectos a cierta distancia y animarlo a encontrar la manera de llegar hasta él.

 

¿Qué se debe hacer si el bebé no consigue gatear?

Algunos bebés tardan un poco más que otros en aprender a desplazarse por el suelo, pero no suele deberse a un problema subyacente; si un pequeño no ha comenzado a gatear, lo más probable es que aún no esté listo para hacerlo. Es muy importante que los padres eviten forzarlo, pues esto puede causarle angustia y estrés innecesarios. En general, se recomienda acostar al bebé sobre la espalda únicamente cuando vaya a dormir; mientras está despierto, lo mejor es colocarlo sobre su vientre durante el mayor tiempo posible. Esta posición favorece la movilidad y le permite al bebé ejercitar los músculos del cuello, los brazos y la espalda; además, facilita la interacción con otras personas, quienes pueden animarlo a desplazarse durante los momentos de juego. Ahora bien, si se observa que el bebé arquea demasiado la espalda, no utiliza sus dos piernas o brazos, o tiene dificultad para moverse de manera coordinada, es importante consultar a un fisioterapeuta o a un neurólogo funcional para lo evalúe, pues podría deberse a una condición que debe ser atendida de inmediato.

 

Fuentes: Healthline, Kids Health, The Functional Neurology Center, PsicoActua, Guía Infantil